“Si es la voluntad de Dios, aunque parezca insignificante

y difícil de entender, lo seguiré tal como es.”

 

 

«María dijo al ángel: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?” El ángel le respondió: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el santo ser que nacerá será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, que en su vejez ha concebido un hijo; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril, porque ninguna palabra de Dios carecerá de poder.” Entonces María dijo: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.” Y el ángel se fue de su presencia» (Lucas 1:34-38).

Al meditar en este pasaje, queremos recibir las enseñanzas que nos brinda:

(1) ¿Cómo puede una virgen concebir y dar a luz un hijo?

(cf. Lc 1:27, 31, Biblia Lenguaje Actual). ¿Cómo pudo la virgen María concebir y dar a luz no a un hijo cualquiera, sino a “Jesús”, “el Hijo del Dios Altísimo” (vv. 31-32)?
Por eso María preguntó al ángel Gabriel: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?” (v. 34).

(a) En la expresión “no conozco varón”, la palabra griega ginōskō (γινώσκω) corresponde al hebreo yadaʿ (יָדַע), usado para referirse a relaciones sexuales (Gn 4:1; 19:8; Jue 11:39). Esto confirma que María era virgen, sin haber tenido relación con ningún hombre, ni en el pasado ni en el momento en que Gabriel le habló (Liefeld, Hokma).

(i) Así, cuando María preguntó: “Soy virgen, ¿cómo podrá suceder esto?” (v. 34, Biblia Lenguaje Actual), la Escritura dice: “Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta” (Mt 1:22):
«He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel, que traducido significa: Dios con nosotros» (v. 23).

Esto cita la profecía de Isaías 7:14:
«Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel» (Biblia Lenguaje Actual: “El Señor mismo les dará una señal: la joven quedará embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel”).

(2) Gabriel dijo a la virgen María:

“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá; por eso, el santo ser que nacerá será llamado Hijo de Dios” (Lc 1:35).  Esto significa que el Espíritu Santo vendría sobre María, y el poder del Altísimo la cubriría, para que concibiera y diera a luz a Jesús, el Hijo del Dios Altísimo (vv. 31-32).

(a) Mateo lo registró así: “El nacimiento de Jesucristo fue así: su madre María estaba comprometida con José, pero antes de unirse a él se halló que había concebido del Espíritu Santo… Lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” (Mt 1:18, 20, Biblia Lenguaje Actual).

(i) Es decir, la concepción de Jesús en la virgen María fue por obra del Espíritu Santo.
Por eso el Credo Apostólico confiesa: “Fue concebido por obra del Espíritu Santo, nació de la Virgen María.”
Esto significa que Jesús no fue concebido por medios naturales, sino por el poder misterioso del Espíritu, y al mismo tiempo nació en carne a través de la virgen María. Él es plenamente Dios y plenamente hombre. Esta confesión da testimonio tanto de su divinidad como de su humanidad, subrayando que su nacimiento fue un milagro del Espíritu.

  • “Concebido por el Espíritu Santo”: la concepción de Jesús no ocurrió como la de cualquier ser humano, sino por el poder divino del Espíritu, mostrando así su divinidad y su carácter único como Hijo unigénito de Dios.

  • “Nació de la Virgen María”: aunque fue concebido por el Espíritu, nació a través de una madre humana. Esto revela que es plenamente hombre, compartiendo nuestra misma naturaleza.

  • Unión perfecta de Dios y hombre: estas dos confesiones expresan la doctrina central del cristianismo: Jesucristo es a la vez Dios verdadero y hombre verdadero.

  • Un acontecimiento misterioso: su nacimiento sobrepasa toda comprensión humana. Concebido por el poder del Espíritu y nacido de una virgen, es un milagro que solo Dios podía realizar, y prueba la identidad única de Jesús.

(3) Gabriel también dijo a María:

“Mira a tu parienta Elisabet: a pesar de su ancianidad, ha concebido un hijo, y está ya en su sexto mes, la que llamaban estéril, porque para Dios nada es imposible” (Lc 1:36-37, Biblia Lenguaje Actual).

[cf. “¿Hay algo imposible para el Señor?” (Gn 18:14, Biblia Lenguaje Actual); “Jesús los miró y les dijo: ‘Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible’” (Mt 19:26, Biblia Lenguaje Actual).]

Así, la palabra de Dios, que nunca falla (Lc 1:37), se cumplió en Elisabet, que siendo llamada estéril, concibió según la palabra dirigida a Zacarías: “Tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan” (v. 13). Y así sucedió (v. 20, Biblia Lenguaje Actual).

(a) El hecho de que Elisabet estuviera ya de seis meses (v. 36) era la prueba de que “ninguna palabra de Dios carecerá de poder” (v. 37). Por tanto, Gabriel aseguró también a María que la palabra: “He aquí concebirás y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús” (v. 31), ciertamente se cumpliría (v. 20, Biblia Lenguaje Actual).

(i) La respuesta de María fue: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (v. 38).
Esta fue una respuesta de fe, pues en aquel tiempo una virgen embarazada sería repudiada por su prometido, acusada de inmoralidad, objeto de desprecio y burla, e incluso corría el riesgo de ser apedreada (Hokma).

  • La confesión de María: “Si es la voluntad de Dios, aunque parezca insignificante y difícil de entender, lo seguiré tal como es” expresa una profunda obediencia y entrega de fe. Manifiesta una confianza plena en el Dios todopoderoso, un espíritu humilde que desea que se cumpla la voluntad de Dios antes que la propia.

Conclusión:
Así como María, también nosotros, cuando Dios nos hable, confiemos plenamente en Él y con humildad deseemos que se cumpla su voluntad más que la nuestra. Que podamos responder con la misma actitud de fe y obediencia diciendo:
“Si es la voluntad de Dios, aunque parezca insignificante y difícil de entender, lo seguiré tal como es.”