¿Realmente estoy criando a mis hijos de la manera correcta?

 

 

 

 

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6).

 

 

¿Realmente estoy enseñando a Dylan, Yeri y Yeun, los hijos que Dios me ha dado como un regalo, el camino que no abandonarán cuando sean mayores? ¿Realmente estoy enseñando a mis tres hijos el camino que deben seguir?

Cada vez que meditaba en el versículo de Proverbios 22:6, he exhortado a los padres de nuestra iglesia a enseñar a nuestros hijos tres cosas que deben ser enseñadas: un valor correcto (Right Value), un propósito claro (Clear Purpose), y una visión eterna de la vida (Eternal View of Life). Sin embargo, al meditar nuevamente en Proverbios 22:6, he recibido una enseñanza de que debo enseñar a mis hijos cinco cosas esenciales.

Primeramente, que la honra es mejor que muchas riquezas.

Proverbios 22:1 dice: "Más vale el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro." La Biblia nos dice que debemos escoger la honra y la gracia (favor) por encima de las riquezas, la plata y el oro. Esto me hace pensar en Noé, quien halló gracia ante los ojos de Dios (Génesis 6:8). Noé fue "un hombre justo y perfecto en sus generaciones" y caminó con Dios (Génesis 6:9). Mi deseo es que Dylan, Yeri y Yeun reciban la gracia de Dios como Noé, y que tengan un buen nombre, un nombre reconocido y aprobado por Dios.

Segundo, que el Señor ha creado tanto al rico como al pobre.

En Proverbios 22:2 se dice: "El rico y el pobre se encuentran; a ambos los hizo Jehová." Los ricos y los pobres vienen a este mundo sin nada y se van igualmente, sin llevarse nada. Vivimos en un mundo donde hay pobreza y riqueza, pero lo más importante no es si vivimos en abundancia o en pobreza, sino aprender a estar contentos con lo que tenemos (Filipenses 4:11). Dicho de otra manera, mi deseo es que Dylan, Yeri y Yeun vivan sus vidas, con el único enfoque de estar satisfechos con lo que el Señor les provee.

Tercero, que los sabios se esconden y se protegen cuando ven el desastre.

Proverbios 22:3 dice: "El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y reciben el daño." Los necios que no pueden distinguir el mal se adentran en él y sufren. Qué comportamiento tan insensato. Mi deseo es criar a mis hijos para que sepan cuándo esconderse y cuándo alejarse de los peligros, como David que se escondió de Saúl en la cueva. No quiero criar hijos imprudentes que se hagan daño a sí mismos y pongan en riesgo sus vidas.

Cuarto, que la humildad y el temor de Dios son la fuente de bendición en la vida.

Proverbios 22:4 nos dice: "El fruto de la humildad y del temor de Jehová es riquezas, honra y vida." La humildad es una virtud cristiana fundamental. Yo deseo ser humilde delante de Dios y de las personas, y deseo que Dylan, Yeri y Yeun puedan ver en mí la humildad de Jesús. También busco la sabiduría de Dios, porque quien tiene la sabiduría de Dios es alguien que teme a Dios, y quien teme a Dios huye del mal. Mi oración es que Dios dé a Dylan, Yeri y Yeun sabiduría para que, al temer a Dios, vivan una vida apartada del mal.

Finalmente, quinto, que aquellos que cuidan su alma se alejan de las espinas y trampas.

Proverbios 22:5 dice: "Espinas y lazos hay en el camino del perverso; el que guarda su alma se apartará de ellos." Dios, quien es justo, castiga a los perversos con espinas y trampas. No quiero que Dylan, Yeri y Yeun caminen por un camino lleno de espinas y trampas. Quiero criarlos para que, sabiendo cuidar su alma, se alejen de los caminos perversos y caminen por el camino recto que Dios tiene para ellos. Mi oración es que Dios les dé humildad y sabiduría para que, al temerle, se aparten del mal y sigan el camino que les corresponde.

A través de la reflexión de este pasaje hoy, me doy cuenta de que no he enseñado a Dylan, Yeri y Yeun de una manera completamente equilibrada y apropiada el camino que deben seguir en su vida. Cuando ellos sean mayores, yo ya no estaré en este mundo, pero antes de morir, debo enseñarles diligentemente lo que deben seguir: la honra más que las riquezas, a Dios por encima de la pobreza o la riqueza, la sabiduría más que la necedad, la humildad y el temor a Dios por encima de la soberbia y el mal, y el cuidado de sus almas, alejándose de los caminos perversos. Oro en el nombre de Jesús para que mis hijos no se aparten de estos caminos que deben seguir, incluso cuando sean viejos.