‘¡Oh Señor, hazme vivir de nuevo!’

 

 

 

 

[Salmo 119:153-160]

 

 

¿Es recordar el pasado algo placentero o doloroso para ti? Muchas personas parecen sentir más dolor que alegría al mirar atrás en su vida. Esto se debe a que, en general, las malas experiencias suelen ser más numerosas que las buenas. Las personas con muchos recuerdos dolorosos tienden a evitar mirar atrás y, en su lugar, guardan esos recuerdos en lo profundo de su corazón. Sin embargo, cuando surgen nuevas dificultades en su vida presente, los recuerdos dolorosos del pasado resurgen, causando aún más sufrimiento y desesperanza. Las personas que viven en medio de ese sufrimiento y desesperanza a menudo se sienten abrumadas por el arrepentimiento por el pasado, las viejas culpas y resentimientos, lo que puede llevarlas aún más a la desesperación. ¿Qué debemos hacer en estas situaciones? Debemos evitar la desesperanza.

Hoy, en los versículos 154, 156 y 159 de este Salmo 119, vemos que el salmista ora: “Hazme vivir de nuevo, Señor”. Hoy reflexionaremos sobre cómo evitar la desesperanza, basándonos en este pasaje de los versículos 153-160, bajo el título: ‘¡Oh Señor, hazme vivir de nuevo!’ Oremos para que la gracia de Dios esté con nosotros mientras meditamos sobre este mensaje.

Primero, ¿qué es lo que nos causa desesperanza?

Hay dos razones principales:

(1) “Mi sufrimiento” nos causa desesperanza.

Veamos el versículo 153: “Mira mi aflicción y líbrame, porque no olvido tu ley.” El sufrimiento del salmista fue causado por los “malvados” (v. 155), aquellos que lo perseguían y se oponían a él (v. 157). Los malvados, que no buscaban los estatutos de Dios (v. 155) y aquellos que no guardaban Su palabra (v. 158), fueron la causa del sufrimiento del salmista. A pesar de que él amaba y guardaba los mandamientos de Dios, sufría persecución debido a la hostilidad de estos malvados. Este sufrimiento le causó desesperanza, y en su aflicción, el salmista clamó tres veces: “Hazme vivir de nuevo” (v. 154, 156, 159).

(2) “Mi resentimiento” también nos causa desesperanza.

Veamos el versículo 154: “Defiende mi causa y redímeme; por tu palabra, hazme vivir de nuevo.” El salmista, cuando fue injustamente afligido, oró pidiendo a Dios que resolviera su resentimiento, ya que los malvados lo oprimían sin causa. Cuando nos sentimos injustamente tratados, podemos caer en la desesperanza. En esos momentos de desesperanza, ¿qué debemos hacer?

Segundo, ¿cómo podemos superar la desesperación?

Podemos superar la desesperación mediante la oración y la palabra de Dios. El salmista, cuando estaba en medio de las dificultades y persecuciones de los malvados, tenía dos opciones: dejar que el sufrimiento aplastara su alma, dejándose llevar por la desesperación, o ser más proactivo, combinando la vida de oración con la meditación en la palabra. La elección del salmista fue la segunda opción. Él, en medio de su sufrimiento, se dedicó aún más a la oración y la meditación en la palabra de Dios. Observe su oración: "Sálvame"(v. 153), "Hazme vivir de nuevo"(v. 154, 156, 159). En lugar de caer en la desesperación, él miró al Señor, pidiendo salvación y restauración (avivamiento) a través de la oración.

Además, durante su sufrimiento, no olvidó la ley del Señor (v. 153) y no se apartó de sus testimonios (v. 157). Él se aferró aún más a la palabra de Dios. Por eso, el salmista clamó al Señor: "Hazme vivir de nuevo según Tu palabra"(v. 154), "Hazme vivir de nuevo según Tus decretos"(v. 156).

Para no caer en la desesperación en medio de las dificultades, también nosotros debemos orar conforme a la palabra del Señor. Dicho de otro modo, debemos aferrarnos a la palabra del Señor y clamar a Él con fe. Nuestros corazones deben ser atraídos por la palabra de Dios, y debemos dejarnos dominar por ella. De lo contrario, es fácil caer en la desesperación cuando enfrentamos el sufrimiento.

Podemos sentir desesperación debido al sufrimiento y las injusticias en nuestras vidas. En ese momento, debemos aferrarnos a la palabra de Dios y orar al Señor. Confiando en Su bondad, debemos clamar: "Hazme vivir de nuevo según Tu palabra". Cuando lo hagamos, el Señor escuchará nuestra oración y restaurará nuestro corazón (lo avivará). El Señor nos levantará de la desesperación, despertando en nosotros un anhelo por Él, convirtiéndose en nuestra esperanza. Y, además, nos librará de los malvados y de aquellos que nos persiguen.

Espero que tanto ustedes como yo podamos experimentar la obra salvadora de Dios.

 

 

 

En medio de la desesperación y la desesperanza, que podamos anhelar al Señor, quien es nuestra esperanza.

 

 

Pastor James Kim
(Orando para vivir cada día gracias al Señor, quien es mi esperanza)